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La norma ISO 31000 es un conjunto de directrices a nivel internacional cuya principal función es la gestión de riesgos. Aplicando la guía, una empresa tendrá una mayor facilidad para evaluar su situación, analizar los riesgos y tomar las medidas preventivas necesarias. De hecho, cualquier entidad se beneficiará de su implementación, tanto pública como privada, porque está pensada para ser efectiva en todo en mundo y en diversidad de sectores.
Formación en ISO 31000
Para garantizar que se implementa correctamente, lo ideal es que un responsable o mando directivo a cargo haga un curso ISO 31000 y se convierta en un profesional cualificado en este ámbito. En la actualidad, es posible acceder a formaciones muy completas, eficaces y que son compatibles con la actividad laboral. Después, este responsable puede liderar todo el proceso de integración de la norma en la empresa.
Análisis de contexto
En la norma ISO 31000 podemos diferenciar entre los factores externos (los aspectos sociales o culturales, entre otros) y los internos (recursos humanos o procesos de trabajo) así que uno de los primeros pasos será analizar el contexto y ubicar a cada uno de ellos donde corresponde. Hacer un marco general para empezar a trabajar.
Identificación de riesgos
Creado el contexto es importante identificar los riesgos uno a uno haciendo una lista o una clasificación. En este punto es interesante describir cuáles son, dónde se producen o de quién dependen. Dará una idea clara de todos los puntos a los que hay que enfrentarse y se dejará de hablar en generalidades.
Evaluación de riesgos
El siguiente proceso será evaluar los riesgos para contemplar las probabilidades de que estos se materialicen, cuáles son peligros inminentes o cuáles tendrán un impacto más grande si se dan. Nos sirve para priorizar y también para empezar a valorar las posibles medidas que se pueden tomar para evitarlos o minimizarlos en lo posible.
Estrategias para abordar los riesgos
Con toda la información sobre la mesa, llegará el punto de tomar decisiones para poner en marcha un plan efectivo que lleve los riesgos existentes a la mínima expresión. Se buscan protocolos que impactan directamente en estos riesgos para conseguir que desaparezcan o que tengan una peligrosidad considerablemente inferior. Además, también habrá que hacer un proceso de comunicación hacia las partes implicadas para que se haga un trabajo conjunto y se empiecen a aplicar las medidas.
Monitorización de las estrategias
La aplicación de la norma ISO 31000 no termina imponiendo las medidas oportunas. Después de hacerlo, hay que monitorizar su evolución y la efectividad que estas pueden tener sobre el terreno, de hecho, si algunas de ellas no son efectivas, habrá que modificarlas. Por otro lado, las circunstancias pueden cambiar, los sistemas de trabajo o las instalaciones. Por este motivo, es importante seguir haciendo evaluaciones para detectar los nuevos riesgos que puedan aparecer. El proceso al completo se debe revisar cada cierto tiempo garantizando su efectividad y amoldándose a las nuevas realidades de la empresa.